Opinión
Paranoia, skrr-skrr


Por Israel Merino
Reportero y columnista en Cultura, Política, Nacional y Opinión.
A ciento ochenta por la M-30 con el Opel Corsa 2007, skrr-skrr, mi colega ****** va obsesionado con que nos siguen los guardas, mira cómo tiembla el salpicadero, y asegura que por eso pisa y pisa y pisa más a fondo el pedal cual niño que hunde su dedito en un cubo tirapedos; en una discoteca de Carabanchel, en la zona pegada a los bajos de Opañel, un pibe con carné de Ciudadanos comienza a liarla frente a los baños y le tira una copa llena de alcohol rosáceo al Jorge porque cree que no para de mirarlo; en un pueblo del centro de Castilla, pongamos que hablo de Santa Cruz del Retamar, dos tipos y tres tipas hablan alrededor de un círculo repleto de ceniza, los muy perros van más puestos de eme que las bisagras de un asilo, sobre un bazar a las afueras de la capital de comarca, Torrijos, donde creen que un grupo de chinos secuestra a las señoras para sacarles los riñones y venderlos en Aliexpress, skrr-skrr.
En el centro de Madrid, en algún lugar con mucha vigilancia, un grupo de nacionalistas españoles con el sobrenombre guiri de Patriots – ja, ja, ja – se reúne con otros nacionalistas de otros países para combatir la ideología de esos wokes estadounidenses que quieren sustituir los pechos de las niñas por misiles con purpurina y elaborar un grandísimo y eficaz plan con el que combatir la amenaza de una Unión Europea que busca transformarse en un mega Estado centrado en la ingeniería social, y esto último no es un skrr-skrr, sino una parte copipasteada del comunicado emitido por la susodicha cuadrilla.
En la época de la ficción descarnada y las fake news, la paranoia, que es la hermanita algo menos seria de la conspiración, se ha vuelto la herramienta principal de todo un grupo de fontaneros transnacionales que buscan convertir las perversiones más fantasiosas y absurdas de sus temerosos votantes en monstruos de carne y hueso. Podría ponerme repipi y citar algún fragmento del Quijote donde el noble manchego se meta de hostias contra aquellos gigantes imaginarios que en verdad son molinos, pero prefiero recordar ese gracioso verso de Nicki Nicole donde la cantante nos rapea que está segurísima de que la CIA la persigue, aunque solo Dios sepa los extraños motivos que podría albergar la famosa agencia.
Por ejemplo, ahora que he mencionado a los espías yankis, entre la ultraderecha estadounidense se puso de moda hace unos años una descarnada teoría de la conspiración que aseguraba que en una pizzería de Washington se refugiaba una brutal trama de tráfico sexual de niños: cuando la cosa se puso tan ridículamente seria que la Policía tuvo que investigar si alguno de esos rumores era cierto y, efectivamente, confirmó que no, los paranoicos se pusieron tristes. No me parece tan mal que violen a niños en un sótano si así se confirman mis prejuicios, diablos.
La derecha española también cae habitualmente en esta movida de inventarse paranoias extravagantes para justificar su incapacidad para echar al Último Superviviente de la Moncloa, lo vemos cada día con la trama de doña Ayuso y su señor. Para ella y su equipo, aunque sospecho que su equipo pilota más que ella, lo más obvio, que suele coincidir siempre con lo lógico y real, no es que se mediatice el caso de don Amador porque los hechos parezcan indicar – ay, en este párrafo voy a pasearme por el filo de la demanda – que es un evasor de impuestos confeso, sino porque lo que ella llama “equipo de opinión sincronizada” está aliado con Sánchez para hacerle el mayor daño posible. Igualito que a mi amigo ******, a quien de haber perseguido los guardas aquel día lo habrían hecho por su genuina y revolucionaria mente y no precisamente por poner un Opel Corsa del 2007 a ciento ochenta kilómetros en una vía urbana. Skrr-skrr.
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