Ayuso inicia una campaña contra las drogas, pero ignora las más peligrosas
La Comunidad de Madrid ha impulsado un fuerte discurso contra el cannabis para confrontar con la izquierda mientras pasa de largo otras sustancias que generan muchos más problemas en la salud pública.

Madrid-
Decía Eduardo Galeano que el cine de Estados Unidos encontró en los extraterrestres el frente común a combatir una vez terminó la guerra de Vietnam. En las últimas décadas, el objetivo volvió a cambiar y se centró en los islamistas, pero siempre con una intención: tener alguien enfrente que generase unidad entre la ciudadanía y dejase en fuera de juego a la oposición política. Bajo esta estrategia, Isabel Díaz Ayuso ha encontrado un enemigo etéreo y difuso al que combatir: el cannabis.
Desde hace meses, la presidenta de la Comunidad de Madrid ha centrado el tiro en las drogas, pero de forma selectiva. Ayuso ha puesto el foco en la marihuana (incluso el fentanilo) y ha dejado de lado el auge de los hipnosedantes e incluso ha hecho campañas en defensa del consumo del alcohol y el tabaco.
El Gobierno de la Comunidad de Madrid ha elaborado un plan antidrogas y una campaña únicamente centrada en el cannabis, titulada Los porros golpean tu vida hasta destrozarla y ha desatendido otros consumos. La última Encuesta sobre alcohol y otras drogas (Edades) elaborada por el Ministerio de Sanidad refleja que el consumo en los últimos 12 meses de hipnosedantes es el mismo que el del cannabis. Además, estas dos están lejos del consumo que tienen el tabaco y las bebidas alcohólicas. Sin embargo, el mismo estudio dice que "el consumo problemático de cannabis en 2024 fue del 1,4%". Como contraparte, el informe anual del Plan Nacional sobre Drogas confirma que al mirar la mortalidad asociada al consumo de sustancias "las sustancias más presentes en los análisis toxicológicos realizados son las benzodiacepinas, y tras ellas la heroína y la cocaína".
La estrategia marcada por Ayuso le sirve para intentar contrarrestar a la ministra de Sanidad y futura rival en las elecciones de 2027, Mónica García. Mientras el ministerio ha puesto el foco en prohibir el tabaco en las terrazas, reducir el consumo de bebidas energéticas, los vapeadores y aboga por la legalización de la marihuana terapéutica, la presidenta de la Comunidad ha elegido una batalla con la que diferenciarse en sus políticas públicas de García.
Aunque los propios datos publicados por el Gobierno de Ayuso en el Plan Regional contra las drogas aseguran que las urgencias ven más jóvenes por consumo de hipnosedantes y estimulantes que por cannabis, la presidenta quiere centrar el foco en la marihuana. De ahí sus anuncios más recientes: campañas punitivistas como unidades caninas para su detección en centros educativos o buzones en los colegios para que los menores denuncien anónimamente a quienes fuman.
Eugenia Caretti, presidenta de la Asociación Madrileña de Salud Mental (AMS), no ve que esas políticas lleven a un buen lugar: "Es exagerado el nivel de centralización que han puesto sobre el cannabis en un tono muy persecutorio. Es desmedido el peso que tiene el cannabis. Obviamente, es una droga a tratar y es importante, pero no es la droga que más daño hace de cara a consultas, urgencias, enfermedades, muertes…", explica la psiquiatra a Público.
Bajo su experiencia profesional y de estudio sobre el terreno, Caretti ve dos problemas aún mayores: "Hay muchas drogas legales que reducen el malestar y esto trae consigo un riesgo, sobre todo las benzodiacepinas", explica.
La elección de esta batalla por parte de Ayuso no es casual. Marta Carmona, diputada de Más Madrid en la Asamblea y portavoz en la Comisión de Sanidad, se adentra en esta decisión: "Ayuso vuelve a escoger la batalla cultural copiada del trumpismo frente a las necesidades de la población madrileña. En una región donde el consumo de sustancias ilegales está estabilizado y, sin embargo, tenemos un problema grave con el consumo de alcohol y en particular con el de hipnosedantes, tanto en menores de 18 como en mujeres mayores de 50, donde está en un ascenso imparable sin ni una sola política pública dirigida especialmente a este fenómeno. Ayuso prefiere tuitear sobre el fentanilo en Baltimore mientras su Gobierno sigue promocionando el consumo de alcohol, poniéndose de lado ante la regulación del tabaco e ignorando el problema grave que tenemos con el abuso de ansiolíticos", explica a este periódico.
No perder de vista el cannabis
La aceptación social del cannabis crece con los años y su consumo es proporcional a esto. El negocio del CBD y las tiendas que venden productos relacionados con este consumo están en auge y ya son un lobby económico a tener en cuenta. "Hay una corporación industrial de producción de marihuana que intoxica la opinión pública y científica. Es un negociado increíble", sostiene Miguel Ángel Martínez-González, catedrático de Medicina Preventiva y autor del libro Salud a ciencia cierta. En 2022, el negocio del CBD en España generó alrededor de 80 millones de euros.
Este doctor entiende la complejidad de las medidas punitivistas para frenar el consumo de cannabis y de alcohol, pero advierte de que hay que tomar medidas estructurales y que estas "siempre deben ser punitivas, no hay otro camino", aunque tienen que ir acompañadas de medidas educativas.
Por ello, Martínez-González pone a Islandia como ejemplo de la combinación de ambas fórmulas: "En salud pública todo es multifactorial y no existe una sola medida mágica. Le pusieron muchos impuestos al alcohol, prohibieron la venta de cannabis e hicieron a los padres firmar contratos educativos por los que, si pasabas más tiempo con tus hijos, te daban subvenciones para ir al cine, al teatro y todo tipo de espectáculos constructivos y estimulantes. Pero también pusieron toque de queda para adolescentes", explica el sanitario.
Medidas estructurales trajeron resultados estructurales: "Pueden parecer medidas impopulares, pero salió bien. En Islandia se acabó con problema de adolescentes borrachos y de consumo de cannabis y de tabaco", recuerda sobre esta experiencia. Sin embargo, es consciente de las complicaciones que este tipo de fórmulas traería en España: "Mucho de este problema tiene que ver con las horas de apertura de locales. En España los fines de semana vivimos de noche y dormimos de día", zanja el médico.
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