Entrevista a Carolina Corcho Mejía, exministra de Salud de Colombia"No entiendo que Europa mire hacia otro lado con el genocidio en Gaza"
La médica y politóloga analiza para Público la actual situación política de Colombia y el último mandato de Gustavo Petro.

Madrid--Actualizado a
Diana Carolina Corcho Mejía (Medellín, 1983) no es solo médica, psiquiatra y politóloga, es una de las voces más firmes en el debate sobre la salud en Colombia. Su trayectoria ha estado marcada por una defensa férrea del derecho a la salud como bien público.
Desde que era estudiante ya alzaba la voz contra reformas que consideraba injustas. Con el tiempo, se convirtió en una de las líderes más visibles del activismo sanitario en el país latinoamericano. Fue ministra de Salud entre 2022 y 2023, periodo en el que impulsó una ambiciosa reforma del sistema de salud colombiano que acabó precipitando su salida del Ejecutivo. Esta oportunidad la consolidó como una de las protagonistas del proyecto político de Gustavo Petro. También fue vicepresidenta de la Federación Médica Colombiana y, actualmente, es presidenta de la Corporación Latinoamericana Sur. Ambas organizaciones ofrecen debates sobre justicia sanitaria y políticas públicas.
Hoy, muchas voces apuntan a ella como una posible sucesora del actual Gobierno colombiano, de cara a los comicios presidenciales previstos para 2026. En esta entrevista con Público, Corcho analiza el presente y el futuro de Colombia. Habla sobre las fracturas del sistema de salud en el país, el avance de las formaciones ultraderechistas en América Latina, lo que supone el regreso de Donald Trump al poder, y denuncia el "genocidio del Estado de Israel en Gaza".
La reforma del sistema de salud que impulsó en Colombia generó tensiones políticas y sociales, que finalmente derivaron en su salida del Gobierno. ¿Cómo vivió personalmente ese proceso y cómo evalúa el estado actual del sistema de salud en el país?
Presentamos una propuesta de reforma sencilla, inspirada en los sistemas de salud europeos, porque lo que hay en Colombia es absurdo. El Estado entrega 100 billones de pesos al año para que terceros los manejen sin control, y eso se volvió un foco de corrupción y clientelismo. Lo denunciamos ante la Fiscalía y Contraloría. Tras más de diez años estudiando modelos internacionales, diseñamos una propuesta pensada para el país. Pero tocamos intereses muy poderosos: el sistema de salud es el corazón del clientelismo en Colombia.
El sistema de salud es el corazón del clientelismo en Colombia
La élite reaccionó y la prensa corporativa lanzó una campaña permanente de ataques personales sin argumentos. Petro me advirtió que usarían mi nombre para hundir la reforma. Entonces decidí hacerme a un lado para salvar el proyecto, aunque al final lo terminaron archivando. Lo importante es que logramos poner el tema sobre la mesa: hoy, la corrupción y la salud son las dos principales preocupaciones de los colombianos, por encima de la seguridad. El país ya entendió cómo funciona este negocio y cómo se lo han robado durante años.
¿Qué pilares debe tener un sistema de salud sólido?
La reforma que propusimos nosotros tenía tres pilares clave. Primero, el manejo público de los recursos públicos: hablamos de 100 billones de pesos al año que hoy se manejan sin control ni transparencia. Proponíamos auditorías, control social y un sistema de información abierto para que la gente sepa a dónde va cada peso. Segundo, la Atención Primaria en salud, un modelo que en el mundo existe desde los años 60 y que en Colombia seguimos sin aplicar. No puede ser que la puerta de entrada al sistema siga siendo Urgencias. Tiene que haber una salud preventiva, ya que el 90% de los problemas de salud se resuelven en el nivel primario. Y tercero, la formalización del personal de salud: el 80% trabaja en condiciones precarias, mientras los intermediarios se enriquecen. Queríamos condiciones dignas para quienes cuidan la vida.
En el debate actual sobre la reforma al sistema de salud colombiano, el papel de las Entidades Promotoras de Salud (EPS) ha sido uno de los puntos más polémicos. ¿Cuál es su opinión sobre el rol que desempeñan estas entidades actualmente?
Las EPS nunca fueron aseguradoras: el dinero siempre lo puso el Estado. Lo que creó la ley fue un modelo de intermediación privada de recursos públicos, donde solo las EPS están habilitadas para manejar billones de pesos del sistema de salud. Es un esquema perverso porque esos recursos terminaron controlados por clientelas políticas. Las EPS se volvieron pilares del poder conservador en Colombia: pusieron ministros, superintendentes y financiaron congresistas para asegurar normas a su favor. El caso de Holger Díaz, destituido por el Consejo de Estado por recibir dinero de una EPS, es solo la punta del iceberg. En la práctica, se consolidó un poder fáctico que distorsiona la democracia y concentra recursos públicos en manos privadas con total discrecionalidad.
Las EPS se volvieron pilares del poder conservador en Colombia: financiaron a congresistas para asegurar normas a su favor
¿Cuál es su balance del actual Gobierno colombiano?
Ya en su tercer año de Gobierno, Gustavo Petro mantiene una alta favorabilidad: subió del 42% al 45%, algo poco común para un mandatario en su último tramo de mandato. ¿Qué valora la gente? Su firmeza frente al programa de cambios. Mientras tanto, las mayorías del Congreso han bloqueado sistemáticamente las reformas, en una obstrucción sin argumentos, guiada más por odio político que por debate serio.
El hundimiento de la reforma laboral en Colombia fue un acto de mezquindad política
La Corte Constitucional, en varios fallos, también actuó como aliada de intereses privados, llegando a emitir decisiones contradictorias y vergonzosas, aunque recientemente ha empezado a corregir el rumbo. El hundimiento de la reforma laboral fue un acto de mezquindad política. Todo esto ha generado una fuerte reacción ciudadana contra la oligarquía, y explica por qué, pese al desgaste normal del poder, Petro sigue contando con un sólido respaldo popular.
¿Cómo pueden influir fenómenos como el negacionismo, la creciente polarización política y la desinformación en el ámbito internacional?
En Colombia, la política internacional siempre fue un tema cerrado: se seguía automáticamente la línea de Estados Unidos. Pero con Gustavo Petro, eso cambió. Como jefe de Estado, asumió una postura soberana y valiente: rompió relaciones diplomáticas con Israel y condenó el genocidio contra el pueblo palestino. Es el único país que lo ha hecho. A mí me impresiona que eso no haya pasado en Europa, que es la cuna de la civilización y en la democracia moderna. Mientras el mundo mira en silencio una masacre de niños y niñas, Petro alza la voz. Su posición no solo es humanitaria, también conecta con la historia de un país como Colombia, que ha sufrido violencia de Estado, masacres y represión. Esa coherencia ética representa a muchos colombianos y marca un nuevo rumbo en la política exterior del país.
Colombia es el único país que ha roto relaciones diplomáticas con Israel y ha condenado el genocidio contra el pueblo palestino
¿Qué papel debería adoptar la izquierda?
Gustavo Petro, actual presidente pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), lidera hoy el principal espacio de integración latinoamericana. La región lleva décadas aplazando una verdadera unión que exprese una voz común del Sur en el escenario global. Frente a una hegemonía estadounidense y el avance de tensiones como la guerra comercial de Donald Trump contra China y contra el mundo, América Latina debe impulsar una multipolaridad democrática. Con una historia compartida, lenguas afines y problemas comunes, es absurdo que aún no hayamos consolidado una postura conjunta que defienda nuestros intereses en pie de igualdad en los organismos multilaterales.
Respecto a España, ¿qué destaca y qué mejoraría del modelo sanitario español, especialmente en cuanto a su financiación y la relación entre sanidad pública y privada?
A diferencia de Colombia, España es un Estado descentralizado con autonomías regionales reales, lo cual es clave para un buen sistema de salud. La atención debe responder a las condiciones del territorio, porque uno se enferma en contextos ambientales, sociales y económicos concretos. En España existe Atención Primaria y el Estado asumió la salud como un derecho. En Colombia, en cambio, nunca hubo verdadera privatización: lo que hubo fue un manejo privado de recursos públicos, una falsa privatización diseñada para extraer rentas a costa de la salud de la gente. Es preocupante que en Europa y España se estén desmontando esos logros históricos del Estado de bienestar, −en función de seguridad social−, justo cuando en América Latina luchamos por alcanzarlos.
Es preocupante que en Europa se estén desmontando los logros históricos del Estado de bienestar
Su nombre figura entre los más sonados de la izquierda para la candidatura a los comicios presidenciales previstos para el año que viene en Colombia. ¿Se ha planteado esa oportunidad?
Yo no pensaba lanzarme, pero al recorrer el país explicando las reformas, entendí que sin pedagogía no hay transformación. Si el pueblo no entiende el cambio, no lo acompaña. Esa labor despertó interés ciudadano y empezaron a proponerme como candidata presidencial. Estoy en proceso de consulta. Si tomo la decisión, será con reglas democráticas, no con bolígrafo. Aspiro a presentarme en la consulta del 26 de octubre dentro del Pacto Histórico, el principal movimiento de izquierda del país. Si no hay garantías democráticas, evaluaré otras opciones, pero mi apuesta es clara: que sea el pueblo el que decida.
¿Qué aspectos del programa de Petro considera fundamentales para continuar?
Yo ayudé a construir el programa de Gobierno de Petro, no solo en salud, sino también en temas agrarios, reforma política y otros. Ese proyecto tiene que continuar. Colombia necesita esos cambios estructurales. No tuvimos mayorías en el Congreso, pero hoy hay una conciencia ciudadana mucho más clara. El próximo reto electoral es conseguir un Congreso que legisle para las mayorías, no para una élite mezquina. La agenda de transición democrática planteada por Petro debe profundizarse. Yo creo firmemente en eso, porque ayudé a escribirlo.
¿Ve posible que la derecha llegue al poder en los próximos comicios?
La derecha en Colombia está desdibujada. No tiene ni proyecto político ni propuestas. Su único discurso es el antipetrismo
La derecha en Colombia está desdibujada. No tiene ni proyecto político, ni propuestas, ni figuras. Su único discurso es el antipetrismo: montar escándalos superficiales. Su apuesta es conservar el statu quo, seguir excluyendo al pueblo y protegiendo privilegios, negocios y corrupción. Han respaldado la guerra en Colombia y fuera del país. Mientras tanto, Petro avanzó parcialmente en su agenda de reformas, a pesar de no tener mayorías. Y el país ya empezó a entender qué es justicia social. Si la derecha quiere volver en 2026, primero tendrá que explicarle al país cuál es su propuesta, porque hasta ahora solo ha defendido intereses mezquinos.
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