"No alquilamos el piso a moras": la lucha de la población migrante contra el racismo inmobiliario
Redouane Mehdi es un ingeniero informático de origen marroquí que sufrió racismo inmobiliario en 2021. Ahora, utiliza las redes sociales para ayudar a las personas migrantes que atraviesan situaciones similares.

Madrid--Actualizado a
Dos años después de la entrada en vigor de la Ley de Vivienda, acceder a un hogar continúa siendo una tarea casi imposible para gran parte de la población española. La turistificación de las ciudades, la especulación inmobiliaria, la escasez de vivienda pública y la regulación inefectiva del mercado son solo algunos de los factores que alimentan la crisis habitacional que atraviesa el país.
Y por si fuera poco, las personas migrantes y racializadas se enfrentan a una forma de discriminación que limita, aún más, su derecho al acceso a una vivienda digna: el racismo inmobiliario.
Redouane Mehdi (36 años) es un ingeniero informático de origen marroquí que, en 2021, interpuso una de las primeras demandas por racismo inmobiliario. Redouane vino a España en 2015, con una beca Erasmus, para realizar un año de estudios en Galicia. Desde entonces, dejó atrás la ciudad de Oujda (Marruecos) para asentarse en Barcelona.
En una conversación con Público, Redouane recuerda su experiencia durante sus primeros años en la capital catalana buscando compartir habitación como "algo tranquilo", pero al tratar de independizarse, en 2019, llegaron los problemas. "Cuando llegué a Catalunya, empecé a notar todo más tenso, específicamente en Barcelona. Compartir piso tampoco era un problema, pero más adelante, cuando intentaba independizarme empecé a sufrir y detectar que había racismo".
Fue en ese momento cuando el ingeniero informático comenzó a preguntarse si era algo que solo le ocurría a él o si se trataba de una cuestión estructural. "Conocí a un taxista, también magrebí, que residía con su mujer en un hostal porque no encontraban forma de alquilar una vivienda. Un amigo mío (también migrante) llevaba tres años buscando y no había podido encontrar nada. Ahí me di cuenta de que no era solo una cuestión económica, sino que había otra causa detrás y no solo me pasaba a mí".
Según el último informe de Provivienda sobre racismo inmobiliario ¿Se alquila? 2: racismo y segregación en el alquiler de la vivienda —financiado por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones y cofinanciado por el Fondo Social Europeo Plus (FSE+)— el 99% de las inmobiliarias investigadas en Madrid y Barcelona aceptaron prácticas discriminatorias explícitas hacia personas extranjeras.
Esta situación se detectó a través de 100 llamadas a inmobiliarias, en las que una persona de perfil español simulaba ser la propietaria de una vivienda y fingía buscar que la agencia gestionase su alquiler con premisas abiertamente racistas.
Entre las respuestas que dieron a los falsos propietarios que llamaron para la realización del informe se encuentran las siguientes:
- "Que tú quieres perfil nacional, pues nacional".
-"Por ejemplo, si me pide que quiere que sea una familia y un niño. Que no sean extranjeros y que sean españoles, sin problema".
-"Evidentemente si viene, por ejemplo, un sudamericano, tú no le puedes decir: no te podemos alquilar porque el dueño no quiere latinoamericanos. Pero si no quieres, nosotros lo hacemos. Así ha sido siempre. Si por ejemplo nos dices: no queremos gente extranjera, pues el cliente tendrá que ser acorde".
Asimismo, en las prácticas racistas de las inmobiliarias se han detectados dos perfiles de inquilinos extranjeros: los potenciales arrendatarios y los discriminados. El perfil de potencial inquilino extranjero es el de una persona proveniente de países del norte de Europa, Francia, Canadá, o Estados Unidos. En cambio, los inquilinos que suelen resultar excluidos en el proceso de búsqueda de alquiler son aquellos que provienen de países asiáticos, latinoamericanos o africanos. Las presunciones que operan aquí son las de malos hábitos, vulnerabilidad económica y hacinamiento.
La primera multa administrativa por racismo inmobiliario
Redouane comenzó a buscar un piso de alquiler en la zona de la Barceloneta, próxima a su trabajo y, para ello, se puso en contacto con varias inmobiliarias. Al comienzo, casi todas las interacciones con los agentes eran a través de llamadas telefónicas. Redouane habla un español muy fluido, pero que deja entrever sus raíces magrebíes marcadas por su fuerte acento. "Cuando notaban mi acento africano, en mi caso del norte de África, automáticamente me hacían esta pregunta: '¿De dónde eres?'", —explica Redouane— "'Te vamos a volver a llamar', decían, y nada, no devolvían la llamada jamás".
Según el informe de Provivienda, el acento es uno de los principales factores de discriminación racial directa. El contacto por teléfono es el primer filtro que las agencias y los particulares emplean para cribar a los inquilinos. El acento, en este contexto, es la primera seña de identidad de una persona y puede ser "el primer desencadenante de un acto discriminatorio".
La situación de Redouane llegó a tal punto que era casi imposible que le enseñaran los pisos porque en el proceso de llamada quedaba descartado como potencial inquilino. "Yo tenía un contrato indefinido y la suficiente solvencia para poder pagar el alquiler y, aún así, me descartaban", se lamenta Redouane.
Fue entonces cuando se le ocurrió la idea de que su compañero de piso, Carlos —un joven mitad argentino, mitad español— se encargara de hacer las llamadas a las inmobiliarias: "Carlos sí conseguía que le enseñaran los pisos y, como tiene acento español, nadie le preguntaba de dónde era". De esta manera, ambos compañeros consiguieron denunciar el racismo que perpetuaba la inmobiliaria.
Redouane intentó solicitar la visita guiada al inmueble y no se la concedieron, como ya era habitual. "Llamaba para intentar averiguar qué estaba pasando, pero ellos no contestaban porque tenían mi número identificado". A su amigo Carlos, por otra parte, sí le concedieron la visita —a pesar de tener menos solvencia económica que él—. Es entonces cuando Redouane escribió a la inmobiliaria para advertirles de sus conductas racistas, a lo que le respondieron que, sencillamente, habían alquilado el piso a otra persona.
Según datos del mismo estudio, el engaño en cuanto a la disponibilidad del piso a una persona extranjera se dio en el 47% de 600 llamadas a inmobiliarias. Para detectar los sesgos racistas en las llamadas, dos personas con igual perfil socioeconómico -pero distinto acento (español y extranjero)- llamaban mostrando interés al mismo anuncio de alquiler, con pocos minutos de diferencia. En el caso del perfil español se negaron el 31% de ofertas de vivienda, lo que supone una diferencia de más de 15 puntos porcentuales.
Esta situación varía en cada territorio: en Madrid resulta algo más similar para ambos perfiles, 37% y 29% respectivamente. Sin embargo, en Barcelona, la brecha se amplía notablemente. En más de la mitad de las consultas realizadas, se le ha negado la disponibilidad a la persona extranjera, en concreto a un 57%. Al perfil español, por su parte, se le ha brindado una negativa en el 33%.
Redouane sabía que el piso seguía disponible, porque su amigo fue a visitar el inmueble ese mismo día para verificar que se trataba de racismo inmobiliario. Carlos grabó su estancia en el piso de alquiler para tener las pruebas suficientes y así denunciar por discriminación racial. Redouane denunció en la Oficina por la No Discriminación del Ayuntamiento de Barcelona: "Fui al Ayuntamiento porque la Ley de Vivienda de Catalunya multa por discriminación inmobiliaria".
La administración barcelonesa fue la primera entidad pública en multar a una inmobiliaria —con una sanción de 45.000 euros— por "discriminación por razón de origen". La inmobiliaria recurrió la sentencia y desde entonces el proceso se encuentra paralizado. "Hasta el día de hoy sigue ahí. Lo han recurrido y todavía no sabemos... Hasta ahora no hay ningún resultado", explica Redouane.
Las víctimas de racismo inmobiliario se apoyan en TikTok
Redouane reside actualmente en Melilla porque "necesitaba un cambio de aires" aunque no descarta la posibilidad de volver a intentar mudarse a Barcelona. Mientras la multa interpuesta por el Ayuntamiento se encuentra en pausa, el ingeniero informático trata de ayudar a personas migrantes que atraviesen una situación similar a la suya a través de su cuenta de TikTok.
"Utilizo las redes sociales para hablar del racismo, de la discriminación inmobiliaria y así ayudar a otras personas" -explica Redouane- "Suelo hablar en árabe y en castellano, para que mis seguidores lo puedan entender".
Redouane trata de atender a quienes contactan con él a través de las plataformas digitales y les apoya para denunciar el racismo y la segregación inmobiliaria. También les pone en contacto con organizaciones como Provivienda o SOS Racismo, que pueden serviles de ayuda y, otras veces, hace de traductor.
"En los comentarios de mis vídeos la gente comparte sus experiencias. Por ejemplo, una chica comentó el otro día que le habían concedido la visita a un piso (porque tenía acento español en la llamada), pero al verla en persona con un hiyab, le dijeron: no alquilamos el inmueble a moras", explica Redouane.
Otros de los factores de discriminación racial directa que pone en valor el informe son la indumentaria y los rasgos raciales. El caso de la seguidora que comenta Redouane se relaciona estrechamente con la islamofobia. Según el Observatorio de la Islamofobia en los Medios, "las mujeres musulmanas sufren más ataques porque son más visibles".
Existen más factores de discriminación inmobiliaria, reflejados en los comentarios de la cuenta de TikTok de Redouane, como la presunción de la precariedad económica en las personas migrantes, o factores de doble discriminación como la presencia de hijos o la composición de la estructura familiar.
Cómo cazar a una inmobiliaria racista
Redouane reconoce que muchas veces demostrar una situación de racismo inmobiliario es complicado, aunque las nuevas tecnologías pueden ayudar a las personas discriminadas a recabar pruebas ante estas circunstancias. "El móvil es una herramienta muy importante para luchar contra la discriminación y la injusticia".
La forma que tuvo Redouane de demostrar que estaba siendo víctima de discriminación inmobiliaria fue a través de la comparación entre el trato que recibió él mismo y el que se le dio a su amigo. Este proceso es conocido como testing inmobiliario, una técnica de investigación muy eficaz en la detección de comportamientos racistas en el proceso de alquiler o compra de vivienda.
El testing inmobiliario permite detectar situaciones de discriminación directa —aquellas en las que se da un tratamiento de desventaja a una persona o familia perteneciente a una minoría, en relación con el tratamiento estándar que se da a la ciudadanía nacional—. La técnica consiste en realizar llamadas desde un perfil español, en este caso, y otro extranjero en condiciones similares (económicas, sociales, familiares, etc.) para determinar la diferencia de trato entre ambos.
"Yo conozco a un chico que tienes dos móviles" —cuenta Redouane—, "con uno se pone su nombre y en el otro, un nombre catalán o español. Él se comunica con los agentes inmobiliarios únicamente a través de WhatsApp. De esta manera, ha conseguido demostrar las prácticas racistas de las inmobiliarias a la hora de denunciar".
Segregación espacial y discriminación inmobiliaria
Otro elemento de discriminación racial son las condiciones de los inmuebles. Según Provivienda, solo en el 15% de los contactos realizados con agentes inmobiliarios se ha ofrecido una alternativa habitacional al perfil extranjero, frente al 30% recibido por el perfil español.
El informe revela además que no únicamente los españoles tienen acceso a más opciones de alquiler, sino que se les ofrece mayor diversidad de zonas o barrios. A esto se debe añadir que hay barrios y lugares concretos que solo se recomiendan a perfiles españoles y otros que únicamente se ofrecen a perfiles extranjeros, lo que acentúa la segregación residencial.
Según Hugo Castro Noblejas, profesor del departamento de Geografía Humana de la Universidad de Granada y especialista en planificación y desarrollo territorial, "la segregación cultural es la separación tanto física como social de la población en función de elementos culturales, socioeconómicos, étnicos o religiosos".
"Una de las manifestaciones principales de la segregación cultural es la segregación residencial, que se manifiesta sobre todo en las ciudades y que tiene que ver con el aislamiento de ciertos grupos sociales", afirma Noblejas. "Podemos determinar que existe una segregación espacial de la población que no tiene libertad para elegir dónde vivir, por diferentes factores (recursos económicos, racismo inmobiliario, elementos culturales)".
El experto advierte que también existe una segregación en la que sí que hay libertad de decisión, es decir, la segregación por barrios y en la que se incluyen los barrios de clase media y clase alta.
Según el informe de Provivienda, la mayoría de las ubicaciones recomendadas a las personas extranjeras se encuentran fuera de la almendra central y se emplazan hacia la periferia de las grandes ciudades. Dentro de la almendra central, quedan relegadas a distritos o barrios tradicionalmente receptores de población extranjera y fuertemente gentrificados en la actualidad.
Redouane afirma que varios de los pisos que suelen ofrecer a las personas migrantes están en mal estado o no tienen ascensores. "Es lo que ocurre en Cerdanyola o en Mataró (Catalunya), donde las personas que residen son en su mayoría migrantes, porque son casas viejas, en una zona no muy bonita, en cuesta...".
Las zonas recomendadas por las agencias para las personas migrantes quedan claramente fuera de las caracterizadas zonas ricas. "Hay edificios enteros en los que no vas a encontrar a nadie de origen árabe, magrebí, latino o africano", explica Redouane. "Es como condición de la comunidad, aunque no está escrito, pero es así".
Redouane Mehdi: "La vivienda es un derecho fundamental. Es lo que más afecta la dignidad y la estabilidad de cualquier persona"
Para el experto en planificación territorial, una de las formas de revertir estas situaciones de segregación cultural es la inversión pública. "Lo importante es que sea una inversión equitativa, es decir, que se invierta más en los barrios que están en peores condiciones, pero pensando en los habitantes actuales, no en cambiar la estructura social del barrio, siempre respetando a la población que los habita".
Redouane, por su parte, no pierde la esperanza y cree que "haciendo ruido" es posible "conquistar derechos fundamentales". Es por eso que sueña con poder crear su propia asociación contra el racismo inmobiliario algún día.
"La vivienda es un derecho fundamental. Es lo que más afecta a la dignidad y la estabilidad de cualquier persona. Si no tienes vivienda, no estás tranquilo, no tienes salud, ni puedes trabajar, ni formar una familia. Debemos luchar contra el racismo inmobiliario para conseguir esa estabilidad", matiza.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.