Opinión
Los criptobros y la patria


Por Pablo Batalla
Periodista
-Actualizado a
Se celebra estos días en la Villa y Corte un Madrid Economic Forum del que lo primero que hay que decir es que le podría pegar un toque la Oficina del Español, si es que el chiringuitoni sigue existiendo después de que ya no haya que inventarse un pan y un agua para Toni Cantó. Pegárselo a él y a todos los innumerables eventos que en la capital llevan nombre, no en la lengua de Cervantes, sino en la de Shakespeare. Blas de Lezo decía —se dice que decía— que había que mear siempre mirando hacia Inglaterra, y a los muchachos que gobiernan Los Madriles les gusta mucho citarlo, pero su lista de renuncias al idioma español en favor del inglés —que Mauro Entrialgo compila desde hace años— es larga: Fashionweek Madrid, Madrid Design Festival, Madrid Horse Week… Con una sola excepción (el estadounidense Alex Bruesewitz, asesor de comunicación de Trump), los 23 ponentes de este foro económico, de Javier Milei al incombustible Ramón Tamames, pasando por Esperanza Aguirre, Albert Rivera o Iker Jiménez, son todos hispanoparlantes; a todos se les escucha clamar contra el asedio a la «lengua común» en Catalunya o Euskadi, pero nada pían sobre estas claudicaciones ante el idioma de los secuestradores de Gibraltar. Esta gente nunca odia a los grandes, sino solo a los pequeños. En el programa, hasta las pausas aparecen etiquetadas como coffee break, y la cosa termina con cena cocktail y networking.
Un cartel del congreso que circula por Twitter estos días elige como señuelos a cinco de los conferenciantes: Javier Milei en el centro, y, alrededor, Marcos de Quinto, Juan Ramón Rallo, Iván Espinosa de los Monteros y Miguel Anxo Bastos. Y uno se pregunta también qué opinaría el almirante Lezo, si levantara la cabeza tuerta, de este contubernio de patriotas y antipatriotas; de españolistas centralistas como Espinosa o De Quinto con un independentista gallego como Bastos y un accidentalista, especie de agnóstico de lo nacional, como Rallo, que en los días del Procés y como libertariano honesto que es —porque eso hay que reconocérselo— apoyó la secesión de Cataluña, su validez al menos. Bastos, de hecho, es otro anarcocapitalista exaltado, pero a falta de algún partido que aúne las muñeiras y los bitcoins y a Rothbard con Murguía, vota al BNG (que le devuelve el cariño dándole una columna en el diario Nós).
La sencillísima explicación —marxismo puro— de esta convivencia imposible y sin embargo posible es que la patria, la nación, todo eso que la mayoría de estos sujetos nos dicen que tan importante es, no lo es, y lo que sí lo es, es la pela. "Si tuviera poder solo pondría una ley: respetar la propiedad privada", comentaba Bastos hace dos años, en la entrega del Premio Juan de Mariana. Lo crucial es la propiedad, el lucro, la pasta, la guita, la pela, y lo demás es secundario, válido o no en función de si trabaja a favor de eso. Llevar una pulserita rojigualda y no pagar impuestos no es una contradicción, por más que nos empeñemos las gentes de las izquierdas, porque la patria puede ser una bandera ondeando delante de un hospital, pero también de un desfalco, de un botín repartido, el velo de un tres per cent. Los ponentes del Madrid Economic Forum no prefieren una España roja antes que rota: ellos mismos la romperían en mil pedazos si enrojeciese de veras y no de felipistas mentirijillas.
En nuestro tiempo menudean las reuniones de saqueadores como esta. Quieren desvalijarnos más y mejor y lo harán a punta de pistola o de bandera, con una bandera o con la otra, despistándonos con técnicas albertriverescas o ikerjimenecianas, con chácharas de coach motivacional o historietas de marcianos, ganando elecciones o amañándolas, o en el límite acabando a tiros con ellas, como lo han hecho tantas veces en la historia, cuando cualquier Salvador Allende les ponía difícil lo del desvalijamiento o hacía decrecer su tasa de ganancia. Pero cuando nos maten será, ante todo, por eso y para eso.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.